domingo, 13 de julio de 2008

Lo que en CIELO pasó (38)




'No soy igual'


Un 17 de Mayo de 2005, tercer domingo del mes, CIELO comenzó operaciones en el Bar de la Bolera de Santo Domingo, llena de expectativas y esperanzas, con un grupo reducido de líderes de gran potencial. Entre familiares y amigos, el ‘experimento’ atrajo a más de 70 personas.

Pensado inicialmente como un ‘Brunch’ (Desayuno-almuerzo/cristiano) compramos vajilla, cafeteras, hieleras y diversos utensilios para servir un esmerado mini-buffet. Llegábamos con suficiente antelación, recomponiendo el lugar, cargando equipos y llevando con cuidado los tentempiés que estaríamos sirviendo, en medio de dificultades de tipo logístico y la incertidumbre que marca cada comienzo.
Vencidas las adversidades del impulso inicial, a menos de un mes tendríamos por delante la restauración de una acogedora pero pequeña casa en la Urbanización Fernández.

Intacto aún el ímpetus del equipo que sirvió como semilla, CIELO se dio a la tarea de tomar cuidado de cada detalle, al punto de duplicar varias veces su membresía, consolidar su particular estilo eclesiástico y sentirse suficientemente motivada a dar el próximo paso, asumiendo el reto de salir a un espacio de mayores proporciones, lo que implicaba un considerable desafío económico e innúmeros obstáculos, ya que estaría ocupando lo que otrora había servido como discoteca.

Este domingo, sin siquiera anunciarlo y sin mucho percatarnos, escuchamos en la prodigiosa voz de Kiara Minaya, la canción inicial que interpretáramos la primera vez que nos reuniésemos en la Bolera, y que vendría a marcar el ritmo para nuestras ejecutorias ministeriales: “No soy igual”, de la autoría de Crystal Lewis. Y es que definitivamente: ¡No somos iguales!

A pesar de la reducida asistencia, consecuencia del efecto acordeón que nos mantiene estancados y de problemas técnicos de toda índole, CIELO celebró su celebración celebrando (¡redundancias a posta!), mediante el gozo en la danza que manifestó nuestra querida hermana Gina Holguín, accidentada recientemente en uno los dedillos de sus pies, estampa que tipifica ese espíritu emprendedor y vencedor que continuará llevándonos hacia el próximo peldaño y que hará que los próximos tres años nos hagan recordar los tres primeros con cariño y con nostalgia.

Ahora, sólo nos resta orar para que Dios nos renueve, nos dé nuevas fuerzas, marque nuevos horizontes, mantenga nuestra unidad, ayudándonos a vencer intereses particulares, y que sobre todo, nos haga soñar, tal como lo hizo en aquellas primeras semanas de un julio de antaño.

Mientras tanto...
CIELO NO SE DETIENE
continúa su agitado curso.
Bendiciones mil, Cx!

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